Sobre mí

Tras más de seis años publicando mis fotos en Flickr, decidí dar el salto a un fotoblog.

Soy un poco de muchas cosas y un bastante de arquitecta, quizá esa formación haya influído en mi manera de ver y retratar el mundo.

Desde que a los 9 años me regalaron mi primera cámara, supe que lo que pasaba a través de aquella pequeña lente me interesaba, pero el verdadero salto lo supuso matricularme en la asignatura optativa de fotografía en la ETSAC el curso 2002-03, y la Nikon Coolpix 4300 que llegó a mis manos a principios de 2003. La libertad que supuso el digital me permitió explorar y experimentar como no había hecho hasta ese momento.

Tras seis intensos años juntas, mi pequeñaja dejó de funcionar. Fue entonces cuando pensé que era el momento de subir un escalón, y me hice con una réflex digital, una Nikon D5000, con la que todavía sigo. Mi última adquisición para ella (y el niño de mis ojos) es un objetivo 50mm. Es otra cosa esto de los objetivos fijos, ¿verdad?

Pero no todo va a ser digital, en mayo de 2011, mi novio me regaló una Supersampler, un juguetito analógico que no para de sorprenderme en cada carrete.

Haciendo una limpieza, en marzo de 2013 me topé con la Carena CX-300 que mi padre se había traído de Suíza en los 80, y que según toda la familia, estaba estropeada sin esperanzas de reparación. Dispuesta a comprobarlo, la cargué con un carrete que tiré completo en un paseo por la ciudad y días después… el veredicto: ¡no había ningún problema! Así que… ¡al inventario! Hasta el momento la he usado principalmente para filmswaps.

En abril de 2013, gracias a una oferta para estudiantes de Lomography, por fin, y tras largos años deseándola, me compré una Diana F+. Con este juguete negro y turquesa empezó mi experimentación con el medio formato.

La siguiente analógica en llegar fue de disparo secuencial, una Disderi Robot 3, de la mano de la gran fotógrafa y todavía mejor amiga, Etringita.

El idilio analógico continúa y, durante unas prácticas Erasmus+ en Oporto, en octubre de 2018 me encontré de casualidad, como en las películas, con una preciosísima Seagull 4B1, una TRL bifocal de medio formato. Esta cámara me está suponiendo un reto fotográfico, todo el proceso (enfoque, selección de apertura, exposición, encuadre) hace que las fotos sean mucho más meditadas y racionales. Me gusta, me cae bien la Gaviota.

Y cuando menos lo esperaba, peleándome con las asignaturas del máster, un compañero me regaló una Diana Mini, una pequeñaja que dispara en 35 mm y que seguro me va a dar muchas alegrías.